Entre los atractivos turísticos que tiene la ciudad de Valladolid, hay uno en especial único, el Museo Nacional de Escultura. Como bien dice su nombre, un museo en el que se puede encontrar el mejor repertorio de las joyas escultóricas españolas desde la época medieval hasta el siglo XIX. Además, como buen Museo Nacional, sus precios son muy asequibles, o sea que el precio no será un impedimento para esta visita. Te contamos qué ver y hacer en este maravilloso espacio cultural.
Visitar el Museo Nacional de Escultura de Valladolid
Entre los muchos museos nacionales que tenemos en España, en torno a 70 adscritos al Ministerio de Cultura. Entre los que se encuentran el de Artes Decorativas, el Reina Sofia, El Predo o el Museo Arqueológico Nacional en Madrid, el del Greco en Toledo, el de Sorolla de nuevo en Madrid, el Cervantes en Valladolid o el de Arte Romano en Mérida, encontramos el de Escultura situado en el centro de Valladolid.
Su edificio y sede principal es el antiguo Colegio de San Gregorio. Se trata de una joya de la arquitectura del final del siglo XV en el que se formaban religiosos, teólogos y algún que otro inquisidor. El de San Gregorio fue uno de los edificios más espectaculares de la época. Construido en el final del siglo y con la intervención de artistas como Gil de Silóe en su fachada. La fachada del colegio es magnífica, uno de los mejores exponentes del Plateresco en nuestro país, con muchos elementos góticos y gran exuberancia decorativa.
No se queda atrás el interior del complejo, con un claustro distribuidor del edificio de planta cuadrada y dos pandas de arcos con una bellísima decoración. Además, cuenta con otras sedes en edificios muy cercanos como la Casa del Sol, también conocido como Palacio de Gondomar. O el Palacio de Villena, donde se encuentra el magnífico belén napolitano del siglo XVIII.
El fondo del Museo Nacional de Escultura es muy amplio, la colección permanente expuesta y en almacén consta de unas 6000 piezas que, como decíamos, recorren desde la edad media hasta el siglo XX la escultura española. Además, contiene un fondo de Reproducciones Artísticas, es decir, réplicas de algunas obras de escultura y arquitectura, y algunas piezas pictóricas de grandes maestros como Rubens. Lo que es claro, es que entre las piezas más importantes de este museo están los grandes escultores españoles del Renacimiento y el barroco. Juan de Junio, Gregorio Fernández, Felipe Bigarny, Alonso Berruguete y, pocas mujeres, como Luisa Roldán. Venga, son los autores de las principales joyas de este museo.
Las joyas de la escultura nacional
Seguramente me deje muchas de las obras que vas a ver en este museo, pero como todo es cuestión de gustos, yo os aconsejo que no os perdáis aquellas que a mí, personalmente, me encantan. Sobre gustos no hay nada escrito, durante mis estudios de Historia del Arte a uno le da tiempo a tener gusto por determinadas épocas y yo soy muy “renacentista”, pero sin duda, las obras de la escultura barroca que hay en este museo son una delicia.
Juan de Juni
Juan de Juni es uno de los escultores “españoles” más importantes del Renacimiento. Aunque en realidad es de nacimiento francés, nos lo hemos apropiado ya que casi toda su carrera profesional la desarrolló en España, sobre todo en Castilla. Falleció además en Valladolid y, como no podía ser de otra forma, son varias las obras del autor que permanecen en el Museo Nacional de Escultura.
Una de las obras más espectaculares del autor es El entierro de Cristo, que tiene una importante impronta Italiana. En Bolonia y Florencia debió conocer la obra de Niccoló dell’Arca: Llanto sobre Cristo muerto, una de las mejores esculturas del mundo (es que me gusta mucho). En ella parece que se basó para la concepción de este entierro de Cristo entre 1540 y 1544. Originalmente, la composición se realizó para el Convento vallisoletano de San Francisco y en la actualidad lo podéis visitar en el museo.
También de Juan de Juni se puede disfrutar del Retablo de San Juan Bautista del Monasterio de San Benito el Real. El Calvario con las tres figuras, Cristo, La Virgen y San Juan, es una obra de 1556, realizada para la capilla de los Águila del convento de San Francisco de Ciudad Rodrigo (Salamanca). Es impresionante el dramatismo de las figuras, sus movimientos expresivos, la fuerza en el tratamiento de la anatomía de los personajes y la belleza de sus vestimentas.
Gregorio Fernández
Si hay un nombre en la escultura española del barroco ese es Gregorio Fernández. Tuvo buenos maestros, como Berruguete o el mismísimo Juni y supo plasmar en sus obras la expresividad y el dinamismo que había aprendido de ellos y llevarlo al culmen escultórico. Entre las principales obras que alberga el Museo Nacional de Escultura de este autor está el Cristo yacente de 1627. Cristo, ya cadáver, es un auténtico ejemplo de escultura anatómica, con un gesto de dolor, patético y una expresividad única (Aunque tengo que decir que mi preferido entre los yacentes de Gregorio Fernández es el del Museo del Prado).
La Piedad o La Sexta Angustia (1616) una obra manierista que estaba destinada a la Iglesia de Angustias y que reposa desde el siglo XIX en el mueso. Recuerda mucho a la expresividad y la majestuosidad de las Piedades de Miguel Ángel o Juan de Juni, pero con una impronta manierista muy acusada.
Son varias las obras que se pueden ver en el Museo, por ejemplo el paso del Camino del Calvario, el paso Sed tengo, una Santa Teresa, un San Pedro en Cátedra o el Bautismo de Cristo. Por cierto, también existe un retrato de Gregorio Fernández en el museo, obra de Diego Valentín Díaz y procedente del Convento del Carmen de Valladolid.
La Magdalena Penitente
Probablemente, y esto es muy particular y personal, es una de mis obras preferidas de la escultura española de todos los tiempos. Se trata de la Magdalena Penitente de Pedro de Mena. La obra, muy similar o casi idéntica a la del museo del Prado, de 1664, es una bellísima representación de la Magdalena despojada de vestiduras y tan solo cubierta con una estera empuñando una cruz. Una figura sencilla, simple y a su vez un rostro de una expresividad de dolor y reflexión en el diálogo con Cristo en la Cruz que pone los pelos de punta. Esta magnífica obra poner de relieve la importancia de su autor, Pedro de Mena, otro de los grandes escultores barrocos hispanos.
El Belén Napolitano
El mayor Belén Napolitano de España se conserva en el Museo Nacional de Escultura en una de sus sedes adyacentes. Se trata de una obra con 620 figuras y multitud de piezas animales, objetos, edificaciones creada en el siglo XVIII. Es increíble no sólo lo imponente del conjunto si no el detallismo con el que se tratan las figuras y los objetos que tienen todo tipo de decoraciones y representan fielmente objetos de la época.
Los edificios muchos de ellos inspirados en el Nápoles del siglo XVIII representan la Palestina del Nacimiento de Cristo. Las vestimentas, sin embargo, tienen mucho que ver con la época en la que se elaboran. Hay todo tipo de personajes, desde los Reyes Magos, hasta músicos en la calle, taberneros, vendedores de todo tipo de viandas y objetos. Es una auténtica maravilla de elaboración detallista y minuciosa, sólo hay que fijarse en cada uno de los personajes y objetos.
Otras joyas del museo
Una de las obras más espectaculares del Museo Nacional de Escultura es el Coro de la iglesia de San Benito el Real, transferido íntegramente al museo. La obra realizada en el primer cuarto del siglo XVI por Andrés Nájera contó con la colaboración de grandes escultores como Felipe Bigarny, Juan de Valmaseda o Diego de Siloé. Impresionante, sin duda, no sólo por su belleza, si no por la conservación de la sillería ricamente ornamentada.
Por supuesto, no os olvidéis de las obras de Alonso de Berruguete, procedentes varias de sus imponentes retablos castellanos. Entre ellos, el Retablo de San Benito el Real, que también se encuentra, al igual que el coro en el museo.
El museo y la Semana Santa en Valladolid
La Semana Santa en Valladolid es una auténtica afortunada ya que en algunas de sus procesiones se pueden ver por las calles del centro de la ciudad algunas piezas de este museo. Es increíble pero sí, obras con más de 300 años procesionando en los días que el buen tiempo lo permite y deleitando con su belleza tanto a religiosos como a los que no lo somos tanto.
La Piedad o La Sexta Angustia (1616) de la que hemos hablado anteriormente también participó de numerosas Semana Santa en la calle. Sin embargo, el miedo a su deterioro impidió que lo hiciera durante el siglo XX. Hasta que en el año 91 tras una importante restauración volvió a salir a las calles.
Son muchos los conjuntos escultóricos de Gregorio Fernández que procesionan en los días de Semana Santa. Ya hemos hablado de ellos, ya que tanto Sed Tengo como Cristo camino del Calvario están en este museo. Por supuesto, no son las únicas, algunos otros ejemplos de escultura barroca del autor como el Ecce Homo, el Cristo Atado a la Columna, el Descendimiento y la Quinta Angustia también salen a las calles de Valladolid.
Datos prácticos para visitar el museo
Horarios y días de apertura
El Museo Nacional de escultura cierra los lunes, como la mayoría de este tipo. Y se mantiene abierto de martes a sábado de 10 a 14 y de 16 a 19.30 horas. Los domingos y festivos, sólo abre en horario de mañana, es decir, de 10 a 14 horas
El museo se mantiene cerrado además de los lunes, algunos de los festivos nacionales: 1 y 6 de enero, 1 de mayo, 8 de septiembre, 24, 25 y 31 de diciembre.
Precios y tarifas
No hay excusa para no visitar este Museo Nacional de Escultura ya que la entrada cuesta 3€ por lo general, la reducida 1,5€ y se puede comprar una entrada conjunta con el Museo Casa Cervantes, también Nacional, por 5€.
Además también tenéis entrada gratuita sábados tarde y domingos, 18 de abril, 18 de mayo, 12 de octubre y 6 de diciembre y con la tarjeta Valladolid Card.
¿Qué os ha parecido esta visita al Museo Nacional de Escultura? Sin duda, una cita ineludible en Valladolid para los amantes del arte y la tradición. Por supuesto, si no os queréis perder nada de este destino echad un vistazo a todo el contenido, por ejemplo, gastronómico, que tenemos en el blog. Valladolid es una ciudad para chuparse los dedos.