La ciudad de Copenhague sorprende en muchos aspectos pero, sin lugar a dudas, para mí una de las más gratas sorpresas de la visita han sido los palacios y castillos que atesora. Como capital de Dinamarca, con su extensa historia monárquica que ha traído a sus reyes hasta nuestros días, no era de extrañar que hubiera un buen número de edificios representativos e importantes para el reino y su monarquía. Hoy vamos a descubrir qué visitar en una ruta por los castillos de Copenhague ¿te animas a descubrirlos con nosotros?
Este post es fruto de varios viajes de las dos autoras Paloma Lucas y Miriam Gonzalo, hubo un post anterior más reducido que hemos pensado en rehacer tras el último viaje a la ciudad.
Castillos de Copenhague sin salir de la ciudad
Castillo de Rosenborg
En pleno centro de la ciudad se sitúa el otrora castillo campestre de Cristián IV (1577-1648), uno de los castillos de Copenhague más bello y antiguo: el de Rosenborg. Se construyó recién iniciado el siglo XVII, cuatro años después de que este rey subiera al trono. Así, durante las siguientes décadas fue residencia del propio rey y su familia ya que se convirtió en el palacio preferido del monarca.
La visita de este castillo divide sus salas y estancias en tres pisos principales, con objetos y continente muy bien conservados, además de un bello jardín que lo rodea. Pero además, en la visita también está el sótano del palacio, del que hablaremos más tarde porque es imprescindible en la visita. Los más interesante del recorrido son las diversas salas decoradas tal y como se proyectaron en la época de Cristián IV por ejemplo el Salón de invierno del rey o la sala de escritura que utilizaba el rey. Sin embargo, la habitación que más llama la atención de esta planta inferior es la cámara del propio rey donde falleció en 1.648 y el aseo contiguo a la habitación.
El acceso a las plantas superiores se realiza a través de la torre de la escalera, un espacio aprovechado para la presentación de cuadros de la época con torneos, naturalezas, etc. En la primera planta continúa la misma tónica que en la baja, una sucesión de salas que fueron ocupadas por los descendientes del rey que también disfrutaron de este palacio. Llama la atención como van cambiando los estilos artísticos que las decoran, pasando del barroco a un imponente rococó inspirado en el mismísimo Versalles.
La última planta se compone practica y enteramente de un gran salón del trono, símbolo del autoritarismo monárquico que llegó tras el fallecimiento de Cristian IV. Lo más llamativo los tres grandísimos leones de plata que protegen el trono y los tapices que representaban las victorias de su nieto el rey Cristian V. Cuando vuelvas sobre tus pasos, en la parte inferior del castillo se encuentra el sótano. A él se accede por la parte delantera del castillo pero por otra puerta distinta a la que da acceso a las dependencias principales.
El sótano es muy interesante ya que en él se cobijan varias colecciones importantes entre las que destacan los objetos de marfil y ámbar (que a mí personalmente me horrorizan por varios motivos). También una exposición de armas de todo tipo: de torneos, de caza, ceremoniales y militares junto con algunas prendas de vestir utilizadas por los antiguos monarcas. Interesante, sin duda, la bodega de vinos que se conserva en palacio. Por último, el punto más relevante del recorrido, el tesoro que alberga las piezas más importantes entre las joyas y coronas de la monarquía danesa. Entre ellas, todavía se conservan las joyas que se usan en la coronación de los reyes de Dinamarca y algunas otras que se utilizan en ocasiones importantes como eventos, bodas, etc.
Con la tarjeta Copenhague Card se puede entrar sin pagar tan sólo canjeando las entradas en el mostrador de la recepción.
Amalienborg
El Palacio de Amalienborg también se encuentra en pleno centro de la ciudad. Es uno de los castillos de Copenhague que más llama la atención porque bien poco tiene ya de fortaleza, sino que ha adaptado su arquitectura a las necesidades de convertirse en residencia real.
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El exterior de este palacio es muy llamativo porque forma una plaza con cuatro edificios simétricos en cada uno de sus laterales. En el centro de la plaza se encuentra la imagen ecuestre de uno de los reyes fundamentales en la historia del palacio: Federico V, quien promovió su construcción. Se trata de un palacio muy importante ya que es la residencia real de la reina Margarita y también de su heredero y familia. El edificio, o mejor dicho, los edificios que lo componen, fueron realizados en estilo rococó por el arquitecto Nicolai Eigtved.
Estructuralmente se divide en esos cuatro edificios, cada uno con el nombre de un monarca: el Palacio Brockdorff, donde vive la familia de la reina, también llamado de Federico VIII, el Moltke o de Christian VII, que se puede visitar, el palacio Levetzau o de Christian VIII donde se encuentra el museo de la familia real, y por último, el de Christian IX o Schack donde vive la reina Margarita. Por cierto, si la reina está en el palacio se produce el cambio de guardia en torno a las 11.30 de la mañana. Si no está… pues no hacen el acto.
El interior del palacio, la parte visitable, tiene numerosos recuerdos de la familia real. Viene a ser un museo de la monarquía danesa con enseres personales, estancias como los despachos de algunos monarcas y diferentes objetos que cuentan una historia de más de 150 años.
El Palacio está abierto todos los días, de lunes a viernes, desde las 10 a las 17 horas, excepto en noviembre y diciembre que cierra los lunes y es visitable de 11 a 16 horas.
El precio de la entrada del Palacio de Amalienborg en 2023 está en 125 coronas danesas (estudiantes 80 coronas y niños gratis) y también está incluido en la tarjeta Copenhagen Card.
Si vas a visitar varios de estos castillos nuestra recomendación es que adquieras la tarjeta Copenhagen Card ya que todos ellos están incluidos en el precio. Además de las entradas a estos castillos, también incluye, por ejemplo la visita a los Jardines del Tívoli y a todo el transporte, incluso el trayecto de ida y vuelta al Aeropuerto. Hay diferentes posibilidades de precio y tiempo, desde la tarjeta 24 horas a la que puedes disfrutar durante 4 días.
Christianborg, el actual y el antiguo
El palacio de Christianborg es el último de los castillos de Copenhague que visitamos en nuestra último viaje a la ciudad. Se trata también de un palacio urbano que, como no podía ser de otra manera, está plenamente ligado a la familia real danesa. Los reyes de Dinamarca vivieron allí hasta 1794 cuando trasladaron su residencia al palacio de Amalienborg. Sin embargo, este edificio sigue siendo fundamental en la vida de la familia real, es aquí donde se hacen las recepciones, banquetes y eventos relacionados con la diplomacia monárquica. Pero no sólo eso, porque este edificio alberga el Parlamento de Dinamarca.
Pero vayamos por partes, en uno de los laterales del palacio de Christianborg se encuentran las ruinas del castillo original cuyo origen se encuentra en el medievo, allá por el siglo XII. La historia cuenta que su fundador fue el mismo que el de la ciudad el obispo Absalón. Este edificio era una auténtica fortaleza, sobre todo en las épocas en las que eran constantes las inmersiones de piratas desde la costa en la Edad Media.
La visita al Palacio de Christianborg es una sucesión por grandes salas como el Salón del Trono o grandes salones dedicados a esos eventos de los que hablábamos. Vete preparado para bajarte de tu imagen de influencer porque para entrar en el palacio hay que calzarse una especie de calzas de plástico muy poco estéticas pero que intentar conservar los suelos del palacio. No te pierdas la bonita Biblioteca real que alberga el edificio, es una delicia.
Antes de irte del palacio no dejes de visitar las caballerizas y las cocinas. Los antiguos establos del palacio se pueden visitar y llaman mucho la atención por sus dimensiones, no te lo pierdas.
Castillos de Copenhague: en los alrededores
Frederiksborg
Entre los castillos de Copenhague también se pueden señalar aquellos que están en los alrededores de la ciudad como este precioso castillo de Frederiksborg. Es bastante fácil llegar en tren desde Copenhague hasta Hillerod (al noroeste de la ciudad), se puede ir directamente en el cercanías y desde la estación hay un bonito paseo de unos 15 minutos (si hace mal tiempo también hay autobuses urbanos aunque google no los de). Hay otra opción para llegar, durante el buen tiempo en el mismo puerto del pueblecito, un barco te lleva hasta la entrada del castillo Frederiksborg (el tren, barco y la entrada están incluidos en la Copenhaguen card).
Las vistas del castillo desde el barco son inigualables, también son muy bellas desde la orilla del lago que lo circunda. Frederiksborg es un gran edifico, imponente nada más verlo y muy bello en su estructura y elementos decorativos.
El castillo de Frederiksborg se construyó en el reinado de Christian IV, entre el final del siglo XVI y el inicio del XVII. Como otros mucho edificios tuvo un imponente incendio que arrasó buena parte de la estructura y por ello lo que vemos hoy es una remodelación de mitad del siglo XVI. Si vas a visitarlo, ten en cuenta que es bastante grande, por lo que planifica bien la visita y no vayas con prisas.
Sin lugar a dudas, entre las salas y estancias principales están la llamada Sala de los Caballeros (La Rosa), originaria de la época de construcción del edificio pero reconstruida como comentábamos anteriormente. Era uno de los principales lugares de eventos, banquetes y celebración. La riqueza y magnificencia de este palacio se hace visible en la gran capilla del siglo XVII. Un templo único con una riquísima decoración y que te va a dejar con la boca abierta como me sucedió también a mí.
Además de la importancia del edificio, también alberga el Museo de Historia Nacional de Dinamarca desde 1878. Este museo nació del interés del fundador de la cervecera Carlsberg por crear un espacio para las colecciones de arte más importantes de Dinamarca. Por ello, numerosas salas del castillo están revestidas de obras de arte, pinturas y diversos enseres.
Además de las colecciones y exposiciones permanentes, el castillo también acoge algunas exposiciones de arte contemporáneo y muestras temporales.
Kronenborg
El castillo más famoso por ser donde Shakespeare ambientó Hamlet, es el castillo de Kronenborg. A unos 45 minutos de distancia en tren desde Copenhague, se encuentra en la ciudad de Helsingor. Ubicado en un punto estratégico y amurallado, lo más destacable de este castillo del siglo XVI quizás sean sus hermosas vistas al Mar Báltico. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en el 2000.
Hay sin duda muchas más cosas que visitar en Copenhague y sus alrededores pero esperamos que nuestras recomendaciones te gusten tanto como a nosotras.