Hace unas semanas, junto con mis compañeros de la asociación Castilla y León Travel Bloggers, tuve la oportunidad de visitar Salamanca un fin de semana. Quise conocer mi ciudad desde otro punto de vista, con los ojos de aquellos que la ven por primera vez. Y es difícil, porque yo a Salamanca la miro como miro como miraría al hombre del que una se enamora, a ese hombre que por mucho que pasen los días, las semanas y los años sigues viendo el hombre más guapo de la Tierra y que se ponga lo que se ponga, un día gris o una corbata horrorosa, tú lo ves perfecto. A Salamanca, con sus rincones de belleza cotidiana a la que estás acostumbrada desde niña, con sus calles llenas de recuerdos de los tiempos de universidad, con los locales que fueron tiempo de risas y de lloros en algunos casos, a esa Salamanca yo la veo como la ciudad más bonita del mundo.
Pero en esta ocasión quise hacer un ejercicio diferente en el que Salamanca se convirtiera en una ciudad nueva en la que descubrir lugares, gentes, locales… ¿Por qué no vivir un fin de semana en Salamanca como una viajera que llega a conocer esta preciosa ciudad renacentista? Hoy os cuento, cómo visitar Salamanca un fin de semana siendo una turista más.
Visitar Salamanca un fin de semana
Llegué a Salamanca en torno a las siete de la tarde, justo a la hora prevista para nuestra visita guiada por la ciudad. Vale, tengo que confesar que fui a ver a mis padres y desde mi casa al hotel, algo que también me provocó cierta sensación de extrañeza. Dormir en Salamanca y no hacerlo en mi casa es, cuanto menos raro, pero la experiencia tenía que ser completa.
Visita guiada por el centro de la ciudad
Sin duda, una de las mejores cosas que se pueden hacer para visitar Salamanca un fin de semana y empezar a entender la importancia de esta ciudad es una visita guiada por el centro. Siempre aprendes algo, sobre todo si llegas por primera vez, te quedarás con la boca abierta, pero incluso teniendo un buen bagaje salmantino, descubres un montón de cosas originales. El punto de partida de nuestra ruta fue la Plaza Mayor uno de los símbolos de la ciudad y, sin duda, una de las más bellas que encontraréis en Europa. Nuestra guía Carmen Ingelmo, que nos acompañó maravillosamente durante todo el fin de semana (la podéis encontrar en la página Salamanca Tourisme), nos contó como esta magnífica plaza es obra de Alberto de Churriguera, el cual realizó a partir e 1729 los pabellones Real y de San Martín. Y que tras su fallecimiento la obra continuó gracias a la mano de Andrés García de Quiñones.
La Plaza se construyó en piedra de Villamayor, como la mayoría de obras de la ciudad, con su característico color dorado. Llaman la atención los balcones corridos de sus fachadas, aunque no sean todas ellas iguales entre sí y los medallones en los arcos. Medallones que efigian a diferentes personajes de la realeza, personajes históricos y religiosos.
Desde la Plaza nos dirigimos hacia la Rúa haciendo una parada en la preciosa fachada románica de la Iglesia de San Martín, una de las más desconocidas de la ciudad. Desde allí hacia la Calle San Pablo donde nos encontramos uno de los más bellos palacios renacentistas salmantinos, el de la Salina, hoy sede la de Diputación Provincial. De él destaca no sólo una preciosa fachada con arcos altos y medallones, sino también un maravilloso patio con decoración renacentista origina y curiosa.
Paseamos por la Calle San Pablo hacia la Plaza de Colón, dejando la Torre del Clavero a uno de los lados y el Palacio Orellana al otro hasta llegar a la iglesia de San Esteban, los dominicos. Un lugar fundamental en la historia de España, allí, la reina Isabel la Católica se convenció, gracias a la mano de Fray Diego Deza, de que Colón tenía una buena idea de navegación para llegar a las Indias.
Nos encaminamos a la Plaza de Anaya para hacer una breve parada en la fachada de Ramos de la Catedral de Salamanca, la nueva, donde se pueden ver figuras tan llamativas como el famoso “astronauta“. No, en Salamanca no éramos profetas, simplemente se trata de una representación fruto de una restauración de los años 90 del siglo XX. Nuestro paseo termina en la calle Compañía, el tiempo nos apremiaba porque teníamos la cena pronto, ya que un poco más tarde visitamos Ieronimus…
Ierónimus y la subida al cielo de Salamanca
Después de la cena, apartado habrá más adelante para los restaurantes de Salamanca, nos encaminamos de nuevo a la zona de las Catedrales para hacer una de las visitas más impresionantes que puedes hacer en la ciudad: Ieronimus, el ascenso a la torre de la Catedral y las terrazas de esta. El acceso se realiza a través de la Sala de la Mazmorra, donde está la entrada y desde donde se asciende a la Sala del Alcaide una zona dedicada a la música y la relación con las catedrales. Desde esta sala se ve perfectamente el interior de la Catedral Vieja y su magnífico retablo.
La primera sorpresa es llegar a la terraza de la Torre Mocha y la salida al exterior hacia la pasarela de la Torre del Gallo. Es una vista maravillosa de la Catedral Vieja y, por supuesto, de la ciudad hacia la zona del río. Volvemos a entrar al interior, pero esta vez nos adentramos en la Catedral Nueva a través del triforio, donde vivimos uno de los momentos más impresionantes del fin de semana: un espectáculo de luz y música en las naves de la Catedral Nueva. Impresionante.
Quedan todavía algunas salas cada vez más altas de la Torre de la Catedral, la sala de la Bóveda y la Sala del Reloj. Esta es la última sala que se ha habilitado a la visita y donde estuvo el mecanismo original del reloj de la Catedral. Llegamos a la zona más alta visitable hasta el momento, el Cuerpo de Campanas, el punto más alto desde donde divisar la Catedral y la ciudad.
Una ruta en bicicleta por Salamanca
La mañana del sábado comenzó con un recibimiento y visita al Ayuntamiento de Salamanca, que está situado en la Plaza Mayor y es uno de los laterales más bellos. Por supuesto,m las vistas de la Plaza son excepcionales, además con esa bruma que había y que se detenía sobre las torres de la ciudad…Tras el recibimiento nos dirigimos a la zona de la Universidad para comenzar una ruta en bici con los amigos de Bikecicletas Salamanca.
En el recorrido visitamos algunos lugares y edificios monumentales como la Casa de los Abarca, hoy museo de Bellas Artes y museo de Salamanca. Desde allí nos dirigimos a la zona de las excavaciones del Botánicoo, lugar donde tiempo atrás se asentaron algunos colegios Mayores y dependencias universitarias como los colegios Cuenca, Trilingüe... Un lugar en el que todavía, a día de hoy, hay mucho por conocer.
Dirigimos nuestros pasos hacia la bajada por Tentenecio, la fachada sur de la Casa Lis y, por supuesto, el Puente Romano y el Toro. El Puente Romano es una de las joyas de la ciudad, su origen está en el siglo I y, aunque con numerosas modificaciones, se ha conservado de forma excepcional. El puente se sufrido los estragos del tiempo y de las crecidas del río Tormes, pero sigue siendo uno de los lugares más inspiradores de la ciudad. No dejes de atravesarlo, a pie o en bici como hicimos nosotros, para tener unas maravillosas vistas de la ciudad desde la otra orilla del Tormes.
Scala Coeli: visitar Salamanca desde las alturas
Scala Coeli es una de las actividades más impresionantes que puedes realizar en la ciudad de Salamanca. Se trata de la visita y ascenso a las torres de la Clerecía, es decir, la Iglesia de la Compañía de Jesús (la famosa Pontificia). El Colegio Real de la Compañía de Jesús, donde se sitúa la Universidad Pontificia de Salamanca, es un edificio imponente. Su construcción se remonta a 1617 gracias a la intervención de la Reina Margarita de Austria esposa del Rey Felipe III con la intención de centro de formación para los jesuitas que después irían a la misión en América.
Juan Gómez de Mora fue el encargado de las obras en su inicio, aunque por los dos siglos que duraron pasaron varios arquitectos célebres. Sin duda, la iglesia de la Clerecía es un monumento imponente de grandísimas dimensiones en su interior y unas espectaculares torres exteriores obra de Andrés García de Quiñones. La iglesia está presidida por un impresionante retablo barroco del siglo XVII y una cúpula con grandes ventanales.
El conjunto, con un original diseño en planta a modo de águila, tiene un magnífico patio Barroco también de grandes dimensiones. En 2012, además de la función universitaria de todo este complejo, se comienza la ascensión y la visita a las torres de la iglesia: Scala Coeli. Sin duda, junto con la visita a Ieronimos son las vistas más impresionantes de la ciudad, tanto de día, sobre todo al atardecer, como cuando cae la noche.
Conocer el edificio de las Escuelas Mayores
Las Escuelas Mayores son, en realidad, el edificio histórico de la Universidad de Salamanca. Famosísima, sin duda, su fachada, conocida por la “rana” que todos los visitantes que llegan a la ciudad buscan entre el gran repertorio iconográfico de este tapiz plateresco. La fachada de las Escuelas Mayores de la Universidad de Salamanca es uno de los ejemplos emblemáticos de la decoración con medallas en el inicio del Renacimiento. Estas medallas se constituyen como parte integradora de un programa iconográfico complejo, del cual se han hecho numerosas interpretaciones a lo largo del tiempo. Aunque no es este post el momento de liarme a hablar sobre medallones (para eso siempre podéis leer mi tesina :-)) Las fechas más ajustadas para la construcción de esta fachada la sitúan entre 1526 y 1528.
El interior del edificio no se queda atrás, son numerosas las aulas históricas que se pueden visitar. Entre ellas el Aula de Fray Luis de León un ejemplo único porque es el aula donde el mismísimo fraile daba sus clases magistrales en el siglo XVI. Por supuesto, no te vayas sin visitar el Paraninfo, lugar central de actos y eventos de la Universidad. Interesante, por supuesto, la capilla, que tuvo en tiempos dos alturas y fue la primera biblioteca de la Universidad. Su techo era el famoso Cielo de Salamanca, que hoy es visitable en el patio de Escuelas menores. El acceso al cuerpo alto del claustro se realiza a través de una maravillosa escalera renacentista con una decoración excepcional con numerosos elementos escultóricos e iconográficos.
Pero la joya de la corona de este edificio histórico de la Universidad de Salamanca es la Biblioteca. Aunque ha sufrido algunas modificaciones a lo largo de los siglos su origen data de la misma fecha que la fachada, en torno a 1526. Además de su belleza como contenedor, no podemos por menos que apreciar lo impresionante del catálogo de libros que guarda en su interior. Significativas también las famosas esferas armilares del siglo XVIII compradas por el famoso Diego de Torres Villarroel, personaje con cierta magia y misterio en Salamanca. La Biblioteca salmantina posee algunos de los manuscritos más importantes de la historia de nuestra literatura.
El Museo de la Casa Lis
Si hay un lugar carismático en Salamanca es la Casa Lis, continente y contenido original que destaca de la arquitectura renacentista y barroca de la ciudad. Este magnífico edificio fue construido gracias a la intervención de Don Miguel de Lis, salmantino dedicado a la curtiduría y que atesoró una importante fortuna. El edificio es un magnífico exponente de la arquitectura modernista en la que destaca su estructura de hierro y el vidrio que decora tanto su exterior como su interior.
La Casa Lis se inició en 1905 y duró poco su construcción ya que el año después ya se encontraba Don Miguel y su familia residiendo en ella. El edificio es una caja única y delicada, con un patio interior bellísimo y diferentes estancias que son hoy sede del Museo Art Nouveau y Art Decó. Los fondos de esta magnífica colección fueron donados por el coleccionista Manuel Ramos Andrade en los años 90 del siglo XX. Las colecciones de este museo se centran, fundamentalmente, en las artes decorativas, desde el final del siglo XIX hasta la mitad del siglo XX.
Y como sobre gustos hay colores os cuento que a mí, particularmente, me impresionan la colección de vidrios con ejemplos de talleres europeos como los de Émile Gallé (y su famosa lámpara) y la colección de criselefantinas. ¿No sabes qué son estas criselenfantinas? Un conjunto de reproducciones escultóricas de pequeñas dimensiones en bronce, marfil e, incluso, oro, que representan figuras femeninas de bailarinas, personajes mitológicos, mujeres orientalizantes… Son una auténtica maravilla y no te las deberías perder si visitas Salamanca.
El Cerro de San Vicente
Uno de los cerros de la ciudad, el de San Vicente, representa el origen prehistórico de Salamanca y es, en la actualidad, un parque arqueológico en el que se pueden observar restos de la Edad del Hierro y un edificio del siglo XVI. En esta zona de la ciudad se situaron los primeros pobladores de la misma allá en la prehistoria y aunque años después se despobló, ya que los “salmantinos” se marcharon hacia el teso de las Catedrales, permanecen algunos ejemplos de viviendas y edificios pertenecientes a los siglos VII y IV a.C.
Además de estas huellas históricas hay una serie de paneles informativos y diferentes objetos recuperados en las excavaciones de este lugar. Muchos siglos después de la ocupación del Hierro, se asentó en el cerro un monasterio que estuvo en pie hasta la llegada de las tropas francesas en el inicio del siglo XIX. Pocos restos quedan del edificio, el Monasterio de San vicente, entre ellos, muy destacable, el suelo empedrado del siglo XVI. Sin duda, muy interesante, visitar Salamanca desde su origen más remoto en este cerro de San vicente.
Visitar el Pozo de Nieve y los subterráneos de la ciudad
Uno de los últimos lugares abiertos a la visita pública en Salamanca es el Pozo de Nieve y los túneles cercanos a este. Este desconocido tesoro pertenece al siglo XVIII y formó parte del convento del Carmen Calzado de San Andrés. Un edificio que debió ser muy famoso ya que algunos lo conocen como el “Escorial salmantino”. Pero ¿qué es un Pozo de Nieve? Se trata de el lugar en el que se almacenaba el hielo que se formaba gracias a las nieves de las sierras de Béjar y de Francia, al sur de la provincia, y que debían asegurar el aprovechamiento de alimentos durante todo el verano.
Se trata de una gran estructura que estuvo olvidada y sepultada durante años y que además de estar al lado de la muralla medieval, se sitúa muy cerca de diversas galerías subterráneas que en la actualidad también son visitables. La visita guiada a estos túneles y al Pozo de Nieve es una de las cosas más originales que podéis encontrar en la ciudad.
¿Qué os ha parecido nuestra visita sin pausa a Salamanca? Sin duda, siendo yo salmantina, hablando siempre maravillas de mi ciudad, no puedo estar más que agradecida al Ayuntamiento de Salamanca por esta magnífica ocasión para conocer mi ciudad desde otro punto de vista y con el acompañamiento excepcional de Carmen Ingelmo y de mis compañeros de Castilla y León Travel Bloggers. Visitar Salamanca es siempre una ocasión perfecta para enamorarse de una de las ciudades más bonitas del mundo.
Si os quedáis con ganas de visitar Salamanca, podéis, además, disfrutar de una propuesta super interesante en cuanto a alojamientos. Se trata del programa 2×1, en el que el Ayuntamiento apoya a los hosteleros y a los visitantes para que el precio de una noche valga para todo un fin de semana.
Algunos otros post sobre Salamanca:
Museos de la ciudad de Salamanca: un recorrido por los museos más importantes de la ciudad entre ellos la Casa Lis, el museo de Bellas Artes o el de Automoción
Ruta por los palacios del Renacimiento en Salamanca: paseamos por los edificios civiles más importantes del siglo XVI donde vivieron nobles salmantinos y que hoy representan una auténtica joya arquitectónica.
Tesoros escondidos en Salamanca: los lugares más desconocidos de la ciudad… ¿Sabías que el interior de Zara es en realidad un Convento?
Y por supuesto… Cosas que ver en Salamanca que otros no te van a contar porque soy una auténtica charra.