Valldemossa es uno de los pueblos más bonitos de las Islas Baleares, por ende, de Mallorca y diría que, incluso, de España. Sus casas de piedra decoradas con coloridas plantas y con contraventanas verdes han mantenido el sabor tradicional de la arquitectura tradicional mallorquina a lo largo del tiempo. Pero además de su característico conjunto histórico también goza de cierta monumentalidad encabezada por la famosa Cartuja y por el Palacio del Rey Sancho. Hacemos una pequeña ruta por los sitios imprescindibles de este pueblo mallorquín.
Un paseo por Valldemossa
Hasta este pueblo de la Tramuntana mallorquina llegaron ilustres artistas como fue Frederic Chopin y su mujer George Sand en el siglo XIX. Aquí, la literata francesa escribió su famosa obra “Un invierno en Mallorca”, en el que dedica algunas palabras a la localidad de Valldemossa.
Al caer de la tarde el color de este paisaje varía de hora en hora, harmonizándose siempre más y más; lo hemos visto al ponerse el sol de un rosado brillante; después de un violeta espléndido, luego de un lila argentado, y, en fin, de un azul puro y transparente al anochecer.
En la actualidad Valldemossa es uno de los pueblos más bellos de la Tramuntana, junto con los menos conocidos Deiá (por el que tengo un cariño especial) y Fornalutx. He visitado la localidad en varias ocasiones, en todas ellas me ha encantado, en esta última la falta de turistas nos permitió hacer bonitas fotos prácticamente solos.
Sin duda, caminar por los calles de este visitadísimo pueblo estando prácticamente solos es un lujo, aunque sea por una desgracia como el COVID. Sus calles en las que se concentran casas de un par de pisos construidas según la forma de la sierra, diferente a la zona central y al sur de la isla, tienen rincones encantadores. Todos los estilos de construcción mallorquines tienen algunos elementos en común como la piedra, las ventanas con contraventanas y el uso de la bella luz de la isla. Sin embargo, esta arquitectura de la Tramuntana tiene algo muy especial.
Una de las curiosidades de este pueblo, que probablemente encontrarás al caminar por sus calles, son unos pequeños azulejos que van decorando algunas de sus casas. Estos azulejos hacen referencia a los milagros de Santa Catalina Thomas, momentos de su vida y otros elementos religiosos. La Santa nación en Valldemossa en 1531 y es la única santa de la isla. Aunque su santificación no llegó hasta 1930. Entre los lugares que encontrarás está su casa natal, una residencia humilde. Por supuesto, es la patrona de la localidad y de otras muchas fiestas en Mallorca.
Principales lugares que ver en Valldemossa
La Cartuja de Valldemossa
Sin duda alguna, la Cartuja es la visita por excelencia en Valldemossa. El conjunto, en realidad, está formado por la Cartuja y el Palacio del Rey Sancho, es más, el ticket (actualmente 9,5€) es conjunto y se visitan a la vez. La antigua Cartuja se construye en el siglo XV, aunque sufre algunas modificaciones posteriores. Su iglesia es del siglo XVIII y la desamortización hizo que pasase a manos municipales.
En la Cartuja se puede visitar diferentes dependencias comenzando por el gran claustro, sobrio y sin apenas decoración, donde se encuentran las celdas. Entre ellas se encontrarían las que habitaron Chopin y George Sand en el invierno de 1838-1839, aunque ahora para acceder a la parte museal dedicada al músico hay que pagar otra entrada adicional. Aun así, en la Cartuja también hay un par de estancias (celdas) dedicadas a los autores, en las que se exhiben algunos objetos de ambos, como partituras y cartas. Elementos de aquella estancia en la isla tan recordada por ambos artistas.
Una de las estancias más interesantes de la Cartuja es la antigua botica, que contrasta con la sobriedad arquitectónica del monasterio. Está perfectamente conservada ya que no sólo sirvió de farmacia monacal, sino que a partir de la desamortización de Mendizábal se reconvirtió en botica del municipio.
La iglesia construida en 1751 sustituyó a la anterior del siglo XV. En esta actual podemos ver un interesante conjunto de frescos realizados por el cuñado de Goya, Manuel Bayeu. Destaca, sobre todo, el fresco que decora la cúpula y las pechinas, imponente, con diferentes escenas religiosas.
Todavía hay algunas salas más visitables en la Cartuja, entre ellas, una dedicada a la Imprenta, el Museo Municipal y un Museo de arte Contemporáneo con varias obras de Miró, Picasso y del mallorquín Julí Ramis. Por supuesto, en la visita a la Cartuja no te puedes perder las vistas desde los diferentes jardines que tiene.
El Palacio del Rey Sancho
En uno de los laterales de la Cartuja está el Palacio del Rey Sancho, que, sin embargo, fue mandado construir por el rey Jaime II en el inicio del siglo XIV. Posteriormente fue utilizado por otros monarcas, hasta que en el final del siglo se cedió en parte a los cartujos para la construcción de su monasterio. Así, parte de las estancias y patios que habían sido lugar de descanso para los monarcas se convirtieron en celdas y sacristías.
Del palacio de la época no queda mucho, el exterior con su fachada de arco apuntado gótico, pero sí que se pueden visitar algunas salas remozadas. En la primera de ellas, una especie de salón de actos, todos los días hay pequeños conciertos de piano a los que se puede acceder con la entrada. Las estancias del palacio están decoradas con mobiliario que no corresponde a la época de su construcción, pero que ejemplifican muy bien lo que pudo ser un palacio entre los siglo XVIII y XIX.
Una curiosidad, Chopin y George Sand, no fueron los únicos ilustres que habitaron en la cartuja. Gaspar Melchor de Jovellanos fue desterrado a ella en 1801 bajo la orden de Godoy. Otros muchos literatos pasarn por ella tras la desamortización, probablemente interesados en la paz que se respira entre sus muros, entre ellos Unamuno o Azorín.
Museo de Chopen y George Sand
Esta es una novedad que yo no conocía o no recuerdo de otras ocasiones. Se trata de la celda de la Cartuja donde vivieron durante aquel famoso invierno los insignes autores. En la Celda número 4 se muestran algunos objetos, entre ellos un piano que perteneció a Chopin. La entrada se paga a parte y cuesta 4 euros.
La Casa natal de Santa Catalina Thomas
La Santa mallorquina nació en una de las casas de la parte baja de Valldemossa. Está situada en una de las calles más bonitas y fotografiadas del pueblo (Calle Rectoría), en ella hay una pequeña capilla dedicada a la santa. Por supuesto, también está decorada con esos azulejos con escenas de la vida de la santa de los que hablábamos anteriormente.
La iglesia de San Bartolomeu
Prácticamente al lado de la casa de Santa Catalina Thomas se encuentra esta bonita iglesia dedicada a San Bartolomeu. Aunque se trató de una iglesia medieval en estilo gótico, las modificaciones han hecho que prácticamente todos los elementos se hayan perdido. En la fachada un pequeñísimo rosetón y en uno de los laterales una torre con campanario ya del siglo XX. En el interior si se conserva la estructura gótica con bóvedas de arcos apuntados tanto en la nave central como en las capillas.
Vistas, miradores y jardines.
Al salir de la Cartuja se pueden visitar los Jardines del Rey Juan Carlos que actualmente son jardines municipales. En ellos hay una escultura dedicada a Chopin. Hay una bonita perspectiva de la iglesia de la Cartuja.
Una de las cosas más bellas de Valldemossa son las preciosas vistas que se pueden observar. Desde la Cartuja las panorámicas son increíbles, como también los son desde el mirador de la Plazza des Llendoners. Por cierto, hay un restaurante muy chulo con vistas, para comer con las mejores perspectivas (Restaurante Troya, Plaza Miranda des LLandoners, 2).
Datos prácticos sobre Valldemossa
¿Cómo llegar a Valldemossa?
Valdemossa se encuentra en la sierra de la Tramuntana pero muy cerquita de Palma de Mallorca. En coche es muy sencillo llegar siguiendo las indicaciones de google maps (por ejemplo), en unos 20-25 minutos desde cualquier punto de Palma estaréis. La carreter Ma-1130, con numerosas curvas, te llevará a este bello pueblo. Desde el aeropuerto (nosotros fuimos uno de los días desde allí, porque llegó Miriam), es también muy sencillo, solo hay que tomar la circunvalación de Palma y posteriormente la Ma-1130.
Hay un parking público al lado de la carretera en el que en verano es difícil aparcar, aunque este año no había problema. No es barato pero es más fácil que callejear, porque, además, no se puede.
Si no dispones de vehículo propio o de alquiler, existe una línea que va hacia Soller (número 210) que tiene parada en Valldemossa. Hay algunas otras líneas que no salen o pasan por Palma, puedes buscar información en la página oficial de Valldemossa.
¿Dónde y qué comer en Valldemossa?
Uno de los recuerdos más vivos que tenía de Valldemossa era la cantidad de pastelerías que hay. En la calle central del pueblo encontrarás varias cafeterías para desayunar una coca de patata. Se trata de un bollo típico que se hace en Valldemossa con harina de patata. Está muy rico ¡nosotros lo probamos, claro! Lo probamos en Fon i Pastissería Ca’n Molinas, que tiene un patio interior muy agradable para desayunar.
Para comer, muy agradable y con buena calidad, el Restaurante La Posada. Tiene una terraza preciosa con vistas, al igual que el restaurante turco Troya.
Visitas cerca de Valdemossa
Hay varios lugares que se pueden visitar si estás en la zona de Valldemossa, depende del tiempo con el que cuentes y las ganas de hacer kilómetros y carreteras. Por supuesto, no os compensará si solo vais un fin de semana a Palma de Mallorca, es mejor si disponéis de más días, para disfrutarlo mucho más.
- Puerto de Valldemossa, se trata de un lugar encantador. Un pequeño puertito con varias casas de pescadores típicas de la zona. Lo más fácil es llegar en coche.
- Deiá, es un pueblo precioso, se tarda un poquito en llegar porque la carretera es de aupa, pero merece la pena. Yo, personalmente, tengo muy buenos recuerdos de sus gentes y mucho cariño a algunos de ellos. ¡No os perdáis Deiá y la Cala Deiá! Las aguas son absolutamente cristalinas.
- Soller es un pueblo bastante más grande que Deiá y Valldemossa. No confundáis Soller y el Puerto de Soller, además entre ellos, se puede utilizar el tranvía eléctrico, que lleva “trabajando” desde 1.913. Para ir a Soller desde Valldemossa si queréis ir “rápido” es mejor volver a Palma, pero si tenéis tiempo podéis ir por Deiá, las vistas son mucho más bonitas. Para ir a Soller también hay un tren histórico desde Palma.