No es raro comer bien en España. En casi todas las regiones, ciudades y pueblos poseemos extraordinarias recetas tradicionales, platos abundantes y de calidad. Sin embargo, hay ocasiones en las que un restaurante se convierte en un lugar que proporciona sensaciones más allá de lo bien que hayamos comido. La culpa de esta experiencia para recordar la tiene Ramón el dueño de Antigua Abacería de San Lorenzo, un restaurante tradicional sevillano con una carta clásica y un ambiente muy entrañable. Llegué a este castizo restaurante gracias a la mediación de la Oficina de Turismo de Sevilla. Ellos me recomendaron varios restaurantes entre los cuales estaba la Antigua Abacería. Así, elegí este establecimiento para mi primera cena en Sevilla. Las razones: se trata de un lugar tradicional, en una zona muy céntrica y en el que imaginaba que disfrutaría de la gastronomía andaluza de toda la vida. Os cuento mi cena en el restaurante Antigua Abacería de San Lorenzo en Sevilla.
Antigua Abacería de San Lorenzo una cena 10
El local Antigua Abacería de San Lorenzo
Antigua Abacería de San Lorenzo (Calle Teodosio, 53, 41002 Sevilla) es un curioso restaurante sevillano que, además de ofrecer una carta con productos de la tierra como chacinas, embutidos y quesos, garantiza al visitante una atmósfera tradicional y agradable en un edificio centenario. Ni que decir tiene que la parroquia del local ese día amenizó mi estancia con charlas y alguna que otra coplilla. ¡Cómo me gusta este ambiente!
El edificio está distribuido en varias plantas, con dependencias y separación entre las estancias de cada una de ellas. La planta inferior está decorada como si se tratase de un antiguo ultramarinos con todo tipo de productos expuestos: latas de conservas de otros tiempos, embutidos y jamones colgados de techos y paredes. En esta planta se encuentra un pequeño mostrador a modo de recepción y una barra interior donde se puede tomar un aperitivo. Al fondo, hay algunas mesas, en las que tendrás la sensación de estar comiendo en la casa de la abuela. Esta decoración de casa tradicional es algo que se perpetúa en los niveles superiores. En el último piso hay una bonita terraza con vistas al barrio en el que se encuentra situado que, por cierto, está muy cerca de la Alameda de Hércules.
Platos tradicionales, la carta
Cuando visito un restaurante del que ya tengo buenas referencias, como era el caso de Antigua Abacería de San Lorenzo, suelo dejarme aconsejar por camareros, maître o sumiller. En esta ocasión tuve la oportunidad de que fuera Ramón, el dueño del restaurante, quien me aconsejase sobre la carta, ¡no podía estar en mejores manos! Lo que más me interesa cuando visito regiones o países que no conozco mucho es probar los productos de la zona, las recetas más típicas y los platos que son “de toda la vida”. Por supuesto, estando en tierra con buena tradición vinícola quería probar algún vino andaluz, que normalmente es más difícil encontrar en los bares que frecuento. Aconsejada por Ramón en primer lugar me trajeron un Fundus roble Constantina. Un vino de la Sierra Norte de Sevilla producido por las Bodegas Fuente Reina.
La experiencia gastronómica que tendrás en Antigua Abacería de San Lorenzo, sin duda, te hará rememorar a través de sus platos, olores y sabores, la cocina tradicional que cualquier abuela hacía en tus fogones. Croquetas caseras sin forma regular, guisos carnes con sabor a lo bueno de lo añejo, potajes y platos de cuchara, te trasportarán a la infancia. Tengo que agradecer a este restaurante ese toque de melancolía que me hizo rememorar los días de verano en casa de la abuela Araceli, en la que ella pasaba el día entre cazuelas y fogones mientras nosotros correteábamos por el pueblo.
Pero, sin enrollarme en recuerdos pueriles, os cuento los platos de la carta que tuve el placer de degustar esa noche. Entre los productos estrella de la carta de Antigua Abacería de San Lorenzo está el tartar de carne de novillo de lidia, tenía claro que quería probarlo. El tartar de novillo no es habitual en algunas zonas de España, sin embargo, yo que vengo de provincia en la que la ganadería de lidia es un importante recurso económico es habitual encontrarlo. No tengo duda de por qué se trata de un plato estrella, carne fresca de novillo, materia prima de calidad, adobada con especias, cebolla y alcaparras y, por supuesto, acompañado de yema de huevo. No solo el plato era delicioso, sino que la presentación y la ración me parecieron perfectas.
Me llamaron mucho la atención los soldaditos de Pavía, será por el tiempo que pasé en la ciudad. El soldadito de Pavía es básicamente un filetito de bacalao desalado y con un rebozado exterior. El bacalao fresco es siempre una de mis debilidades y me gustó mucho tanto la presentación como el sabor. Seguí probando platos, los chicharrones de Cadiz ¿pero cómo puede estar tan buena la panceta aderezada con aceite y sal negra?
Otro platazo que no te puedes perder en Antigua Abacería de San Lorenzo es la sopa de tomate. Nunca me la habría imaginado así, presentada en su cazuelita de barro, tomate, pan, hierbabuena… a mí me recordaba al pisto de mi madre con la hierbabuena de los platos de mi abuela. Es, sin duda, uno de los platos que no deberías dejar de probar porque es sorprendente. ¡Y el potaje, qué no falte! Ya a punto de estallar, con el segundo vino me trajeron un potaje de garbanzos que estaba de chuparse los dedos. No os imagináis la pena que me dio no ser capaz de terminármelo…
No puedo aconsejaros sobre los postres, no podía más, estoy segura de que cualquiera de ellos tendrá ese toque tan especial de este restaurante. Ese no sé que del sabor de siempre a través de las materias primas de calidad de nuestras tierras.Tampoco pude probar los huevos, ni los de Ramón, ni los de algunos clientes… Echad un vistazo a la carta y me entenderéis. Pero no tengo duda de que son otros de los platazos que tenéis que probrar.
¡Qué bien cene! No tengo duda de que volveré a Sevilla y volveré a mi infancia a través de los platos de Antigua Abacería de San Lorenzo, rememoraré los días en los que las abuelas trajinaban en las cocinas y nos traían a la mesa productos de siempre con esa calidad que ya casi no encontramos ahora. Gracias Ramón, por la cena y por preservar en tu local sabores que emocionan y que miran atrás con la intención de mejorar la cocina de hoy. Y es que Sevilla, además de un color muy especial, también tiene un sabor único…