Poner un pie en La Cour des Consuls es transladarse automáticamente a un remanso de paz y tranquilidad, con todas las atenciones del personal, en el corazón de la ciudad rosa. Se encuentra situado prácticamente en las orillas del río Garona a la altura del Pont Neuf, muy cerca de la parada de metro Esquirol y a cinco minutos del Capitole. La situación es perfecta para visitar a pie los sitios más turísticos de la ciudad, está situado a pocos metros de la Fundación Bemberg, muy cerca del museo de los Agustinos y de la plaza del Capitole, por lo que alojarse en este lugar es ideal para hacer turismo cultural.
Cité Hôtelsgrupo al que pertenece este hotel, es un grupo con una gran tradición hotelera en Carcasona, lugar donde cuentan con varios establecimientos desde 1963. La Cour des Consuls es su última aventura, el hotel es muy reciente, y se convertirá en todo un éxito en Toulouse.
La primera cosa que llama la atención de este hotel es la cuidadísima decoración y el gusto para escoger todos y cada uno de los elementos decorativos desde la recepción a las habitaciones. Además de la preciosa decoración destaca la buena restauración de los edificios del siglo XVIII donde se encuentra situado, dos edificios distribuidos en torno a un precioso patio dedicado al descanso y relax de los huéspedes.
Patio distribuidor de los edificios del Hotel |
La recepción es sencillamente preciosa, el mostrador es una gran maleta abierta de par en par muy evocadora para el viajero y en las paredes hay bombines a modo decorativo, es una idea muy original porque conjuga los sillones y sofás clásicos con los elementos más modernos. Otra de las partes que más me gustó del edificio es la escalera que da acceso a las plantas superiores, una escalera con una preciosa balaustrada en hierro y decorada con una gran lámpara moderna realmente espectacular.
Recepción con mostrador en forma de maleta |
Las habitaciones en La Cour des Consuls
Habitación suite de lujo en la parte superior del hotel |
Baño con vistas en la parte alta del hotel |
En la habitación había prácticamente de todo, pero sobre todo, lo más importante son los detalles, esas pequeñas cosas que diferencian un hotel de un lugar en el que te encuentras como en casa. Detalles como la cajita de bombones que había justo en la doblez del edredón para que cuando te fueras a acostar lo último que tuvieras en el día fuera un dulcísimo sabor de boca, detalles como el costurero precioso dentro del armario o los productos de baño de la marca Graine de pastel.
Productos “Graine de Pastel” en el baño |
La verdad, nos sentimos realmente como en casa, estuvimos muy cómodas en el hotel, tanto que por la noche después de cenar por el centro, volvimos a la habitación, nos pusimos el pijama, nos hicimos el té y nos tomamos una tacita de té con leche acompañado por los bombones sentaditas en el saloncito de la habitación… un auténtico placer antes de dormir.
El descanso del guerrero, un café con chocolate en la habitación |
El desayuno, como era de esperar, fue perfecto sobre todo por la calidad de los productos que se ofrecen, el hotel pone a disposición de los huéspedes una buena carta de platos con huevo y además un pequeño buffet con todo tipo de platos, salados y dulces, quesos, embutidos, bollería… Por supuesto, cafés, varios tipos de té y varios zumos naturales recién exprimidos. Nos gustó mucho la preparación de los huevos revueltos, de los mejores que he comido nunca, aunque no soy de comer salado por las mañanas me gustaron mucho y la segunda mañana volví a repetir.
Desayuno buffet |
El desayuno delicioso en uno de los salones del hotel |
Las instalaciones del hotel
El hotel cuenta con varios salones, bar y restaurante que respetan la misma tónica de elegancia y relax del resto del edificio. Entre ellos está la sala del desayuno o el precioso salón donde se encuentra el restaurante del hotel Le Cénacle, un lugar íntimo, perfecto para cualquier momento especial o para una comida de negocios. El chef Jérôme Ryon, que cuenta con una estrella Michelín en su restaurante La Barbacane en Carcasona, ha creado un menú muy interesante que sigue la estética del hotel, un menú elegante y a su vez completamente moderno, con platos dignos, sin duda, de una estrella Michelín más.
Le Cenácle, restaurante del Chef Jérôme Ryon |
Tengo que destacar de la sala del restaurante Le Cenácle que en uno de sus muros tiene una impresionante chimenea de piedra arenisca que me recordó muchísimo las estructuras de los palacios renacentistas que hay en el Loira e incluso la decoración de medallones que hay en Salamanca. El arco de medio punto con medallones en las enjutas y el dintel decorado del mismo modo me recordó mucho el arte salmantino del siglo XVI. Si bien es cierto que cuatro de los cinco medallones podrían pertenecer al siglo XVI, el quinto, en la parte superior izquierda, representaba un tipo “moderno” que no encajaba con el resto. Fuera o no de la época o una restauración posterior la chimenea era realmente preciosa y le daba a la sala un toque totalmente palaciego.
Chimenea en una de las salas del restaurante Le Cenácle |
Además del restaurante hay otros salones muy interesantes, la cafetería, siempre con ese ambiente tranquilo y reposado, sin ruidos ni músicas estridentes, un lugar ideal para pasar un buen rato con un coctail o con un café e incluso la sala de la biblioteca, para los amantes de los libros.
La biblioteca del hotel |
El Spa con los productos de la hierba-pastel
Uno de los elementos más significativos del Hotel es el Spa, “Graine de pastel” en el que no solo el nombre está dedicado a uno de los productos típicos y tradicionales de la ciudad la “hierba-pastel” o “glasto”, una hierba que durante el renacimiento tuvo un importantísimo comercio en la ciudad y de la que se extrae el pigmento de color azul, añil. Pero el glasto además gracias a sus aceites se ha convertido en un ingrediente importantísimo para la creación de cremas, perfumes y tratamientos para el cuerpo y el rostro.
Sala de relajación en el spa |
Entrada al Spa y productos de la cadena Graine de Pastel |
Nuestra estancia en el hotel fue digna de un cuento de hadas, una estancia magnífica en un lugar perfecto para el relax y a su vez para la aventura en la ciudad, las actividades culturales o las compras en tiendas o mercadillos navideños.
Agradecemos a La Cour des Consuls algunas de las fotos que ilustran el post. Estuvimos alojadas en el Hotel La Cour des Consuls gracias a una colaboración con el propio hotel, si estáis interesados en reservar este hotel solo tenéis que seguir el enlace anterior.