Bangkok es apasionante, tantas cosas que ver y que hacer, pero también tanto por descubrir, y esto es lo que hicimos el tercer día que pasamos en esta ciudad, intentar descubrir la ciudad sin plantearnos el itinerario del día y sin hacer una planificación como los días anteriores. Os contamos nuestra ruta sin rumbo por Bangkok que resultó ser uno de los días más interesantes en nuestro recorrido asiático.
Por la mañana nos levantamos dispuestos a ver cosas, pero sin rumbo ni una idea clara. Sabíamos que empezábamos por el Mount Golden, monte dorado, y desde allí haríamos algo más. Desde el Hotel cogimos un autobús para llegar al Wat Saket (Goden Mount), nos había gustado la experiencia el día antes y cogimos el número 2, que habíamos visto que tardaba unos 20 minutos. Nos bajamos en una parada cerca, teníamos que atravesar el canal y comenzar el ascenso. El ascenso al monte es bastante entretenido, es una especie de pequeña selva con fuentes, estatuas e incluso algunos animales, también una zona con campanas y un dong que hay que tocar para acceder al templo. Poco a poco fuimos llegamos a la cima donde se encuentra el Wat Saket, desde hay una vistas muy bonitas de la parte antigua de Bangkok y también de los rascacielos de las más modernas. Este lugar no es demasiado turístico, había más nacionales que turistas, ellos oraban y nosotros disfrutábamos del lugar y las vistas.
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Golden Mount – Montaña Dorada – Vistas Bangkok (Tailandia) |
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Golden Mount – Montaña Dorada – Templo Bangkok (Tailandia) |
Cuando descendimos nos preguntamos, ¿qué hacemos? A alguien se le ocurrió que podíamos coger una barca en el canal y recorrerlo sin más, sin destino fijo. Así que volvimos al canal y cogimos la primera barcaza que pasó, sin no antes intentar explicar que no queríamos ir a ningún sitio concreto simplemente disfrutar de un recorrido por el canal (sucio, pero muy curioso) de la ciudad. Así, montamos y nos dirigimos a nuestro misterioso destino.
Estuvimos unos 15 – 20 minutos en la barca, nos encantó el recorrido, el canal es un lugar bastante sucio, sobre el que se asientan numerosas casas modestas y algunas chabolas. Es un trayecto intenso, realmente interesante para conocer como se vive en esta ciudad.
Nos bajamos en la zona más comercial de la ciudad, muy cerca de el MBK (uno de los centros comerciales más grandes de la ciudad) y decidimos caminar un rato por allí y visitar el centro comercial aprovechando la coyuntura y con la intención de no comprar nada, no podríamos meterlo en la maleta y teníamos pensado hacerlo cuando volviéramos a Bangkok.
Una vez visto el MBK cogimos un taxi, con taxímetro claro, siguiente parada la Torre Baiyoke! Uah… qué tráfico hay en esta ciudad, tardamos bastante, pero con el aire acondicionado estábamos tan a gusto recorriendo las miles de calles y callejuelas.
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MBK – Bangkok centro comercial |
Llegamos a la Torre Baiyoke con el miedo en el cuerpo, quizás habría turistas y colas, pero no, no fue así, no sabemos si los atentados una semana antes o algún otro motivo habían hecho de Bangkok una ciudad con menos turistas de lo habitual, algo que se agradeció mucho.
Visitamos la Torre solos, absolutamente solos subimos en el ascensor, y solos dimos la vuelta 360º de rigor para disfrutar de las espectaculares vistas ¡Qué vistas! Creo que sobran las palabras, es impresionante la cantidad de rascacielos que hay en esta ciudad. Me hubiera gustado ver el anochecer en la ciudad, pero la noche antes estuvimos cenando en otro rascacielos (os lo tenemos que contar) y vimos desde allí unas espléndidas vistas nocturnas.
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Vistas desde la Torre Baiyoke en Bangkok |
Bajamos de la Torre Baiyoke, sin saber muy bien la hora que era, tomamos algo para beber en un 7Eleven, y nos pusimos a callejear hasta que nos encontramos con un mercado de ropa grandísimo Pratu Nam Market, y allá que fuimos, los que no querían comprar nada… Tienda arriba, tienda abajo, cayeron varias camisetas y unos cuantos regalos para traer.
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Tráfico loco en Bangkok |
Seguimos callejeando un rato por la zona comercial, pasamos por el Central Word, el Graysom Shooping Centre y el Central Chidlom. Así, caminando caminando llegamos a un centro comercial donde comimos en un restaurante muy de allí y llegamos caminando hasta el hotel (qué cansancio) para disfrutar de su piscina, relajarnos y prepararnos para la noche. Un día magnífico del que tenemos un recuerdo estupendo.
La ruta
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