Tras una larga temporada de “asueto” bloguero llega el momento y la necesidad de escribir algo, lo que me apetece, así, sin más. Un asunto que hace tiempo me ronda en la cabeza es hacer algunas críticas sobre los muchos restaurantes que estoy conociendo en Madrid y, por qué no, los que conoceré en mis próximos viajes. Hoy os hablo del Restaurante Sushiolé en Madrid.
Anoche visitamos el restaurante Sushiolé de la calle Galileo en la zona de Chamberí. Las críticas eran relativamente buenas, aunque todos sabemos que comer buen sushi en Madrid no es fácil y casi siempre los restaurantes suelen tener precios elevados.
Comenzaré con un repaso al establecimiento el cual, sinceramente, resultaba un tanto desangelado, no entiendo muy bien el porqué pero la ambientación no estaba para nada lograda. Las paredes y las ventanas pintadas en tonos grisáceos no aportan ningún tipo de sensación, es más, se podría decir que proporcionaban un tono un tanto anodino e, incluso, podría parecer una nave industrial. Las mesas y las sillas no estaban mal con un tono de color naranja que no conseguía su propósito, sinceramente el establecimiento tiene un look muy “industrial”. La decoración, compuesta en general por cuadros con imágenes de ciudades y rascacielos, no compensa lo anterior y no da una sensación de calidez. En conjunto nada resultaba “feo”, pero no combinaba. Las lámparas estaban formadas por una especie de red que cubría dos bombillas de un buen tamaño proporcionaban una luz muy clara que ayudaban a generar ese aspecto de fábrica.
Dejando a un lado el ambiente, no voy a entrar a comentar el trato del personal porque no tuvo nada de especial, me gustaría hacer hincapié en los platos. Pedimos una lista interesante de cosas:
– Tartar de Atún. Fantástico, una gran elección. El atún estaba perfecto, se deshacía en la boca.